El hierro que viaja en su interior produce un gran impacto en la vida marina, especialmente cuando recorre largas distancia hasta el otro lado del Atlántico.
Descubren que el polvo del Sáhara es un ‘fertilizante’ del océano clave para el secuestro de carbono.
Compite con muy pocos escenarios por ser el lugar más inhóspito de la tierra. Es el desierto cálido más grande del mundo. Abarca la mayor parte de África del Norte. Una extensión casi tan grande como China o Estados Unidos. Un ejemplo de donde no es posible la vida. Sin embargo, una nueva investigación acaba de revelar su importancia para la vida en los océanos, e incluso para el secuestro de carbono por parte del fitoplancton.
Las olas de polvo que invaden cada año la Península Ibérica, ahora resulta que son claves para la biología marina, por culpa de su riqueza en hierro, un micronutriente indispensable para la vida. El hierro lega a los océanos y a los ecosistemas terrestres a través de los ríos, el derretimiento de los glaciares, la actividad hidrotermal y, especialmente, el viento. El Sáhara es el mayor productor de polvo del planeta. Transporta un promedio de 182 millones de toneladas de polvo al año, y en su interior viaja el hierro que permite a los seres vivos realizar procesos como la respiración, la fotosíntesis y la síntesis de ADN.
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