La crisis energética que estamos viviendo por los efectos de la invasión rusa de Ucrania, que han disparado los precios de la electricidad y, sobre todo, del gas, ponen en valor más, si cabe, el potencial de las renovables. Son muchas las empresas y los particulares que están instalando en los techos de sus instalaciones o de sus casas placas fotovoltaicas para autoconsumo, conscientes de que ese el camino para ahorrar en costes y, por supuesto, para avanzar hacia un mundo menos carbonizado, con menos emisiones de CO2, es decir, más amigable con el medio ambiente.
Con menos ruido en fechas recientes pero más recorrido en el tiempo mantiene su protagonismo en este escenario la energía eólica, aquella que aprovecha el viento con aerogeneradores que han sido perfeccionados en los últimos años para ganar efectividad. En 2021, esta fue la tecnología que más aportó al sistema energético en España, superando el 23% de la demanda en el año, según los datos recientemente publicados en el Anuario 2022 de la patronal que agrupa a las empresas del sector, la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
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