La Humanidad al habla

La tecnología puede ayudar a salvar las aves, algo que ya podíamos suponer, pero la combinación de varios factores ha hecho que se esté desarrollando un proyecto innovador único en el mundo centrado en proteger especies ligadas a la agricultura, las que aprovechan los cultivos para anidar.

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Este tipo de especies son las que presentan las peores tendencias en Europa en los últimos 20 años, registrando reducciones de su población superiores al 50% en la mayoría de los casos.

La preocupación por este problema ha despertado las alarmas en muchas instituciones preocupadas por la conservación de la biodiversidad, impulsando iniciativas para descubrir los factores que están causando esta extinción acelerada.

La España rural se vacía. Miles de pueblos españoles sufren problemas graves de falta de habitantes y buena parte de ellos están calificados como “espacios rurales en riesgo de despoblación irreversible”. Más de 4.000 municipios españoles sufren problemas de despoblación y 1.840 localidades ya están consideradas en riesgo de extinción.

Los resultados de un estudio científico del CREAF apuntan a que el uso extensivo del territorio es la mejor estrategia para revertir la despoblación en zonas rurales y proteger la naturaleza, aunque se puede combinar con otros escenarios.

La despoblación es uno de los problemas a los que se enfrenta España y, por primera vez, un estudio que cuenta con ecólogos referentes, ha analizado esta cuestión teniendo en cuenta la naturaleza.

El programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Consejo Científico Internacional (CSI) ha publicado un informe donde enumera los grandes desafíos que debe gestionar la humanidad si quiere perdurar. Son circunstancias emergentes que se suman a la «triple crisis» -como la denomina- en la que ya se encuentra sumida la sociedad, derivada de las consecuencias del cambio climático, la pérdida de riqueza natural y la contaminación.

Estos nuevos «cambios críticos» que empiezan a dibujarse en el horizonte acelerarán los problemas ya existentes. Así, darán lugar a una «policrisis», en la que los problemas globales ya citados «se amplificarán, acelerarán y sincronizarán», con consecuencias nefastas para el bienestar humano y, por lo tanto, del planeta.

Una capa negra impregnó hace 12 años cada rincón de los montes de Cortes de Pallás, en la provincia de Valencia. Un incendio forestal provocado por la negligencia de dos trabajadores en la instalación de unas placas solares arrasó casi 30.000 hectáreas de bosque, en el que fue uno de los incendios forestales con mayor afectación desde que hay registros. Hasta hace unos años, la opción más recurrente para paliar los daños de las llamas era la reforestación masiva; ahora, la apuesta que emerge como alternativa preferida es la restauración ecológica..

Esta persigue un doble objetivo: recuperar la vegetación degradada o destruida y ser un escudo ante los posibles incendios del futuro. El desbroce y el clareo para eliminar las hojas y las ramas caídas, la transformación de los bancales abandonados en zonas de pasto o los núcleos de dispersión y reclamo de especies son algunas de las acciones que contribuyen a este método por el que abogan desde la organización WWF, según explicaron este martes desde la localidad valenciana en la presentación del informe Prevención de incendios: la restauración como herramienta, en el que hacen balance del daño del fuego en 2023.

El reto de muchas grandes ciudades está actualmente en convertirlas en entornos más amables, reconectados con la naturaleza y más resilientes a los cambios que ya se están notando con el cambio climático, donde estrategias como el diseño biofílico encajan perfectamente.

A la cada vez mayor demanda de espacios verdes y árboles por parte de la ciudadanía, se suman las peticiones de habilitar refugios climáticos para afrontar las altas temperaturas que cada vez provocan más incidencias en el estado de salud y anímico de la población.

Este jueves 11 de julio tendrá lugar la entrega de galardones de la tercera edición de los Premios Pueblo del Año organizada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y La Crónica con el apoyo de Forestalia, Ambar, Embou y TuHuesca. Dicha entrega tendrá lugar a las 12.30 horas en la Sala de la Corona del Edificio Pignatelli y contará con la presencia de Marta Fernández, presidenta de las Cortes de Aragón; Manuel Blasco, consejero de Medio Ambiente y Turismo; Tomasa Hernández, consejera de Presidencia, Interior y Cultura; y Marina Sevilla, directora general de Administración Local del Gobierno de Aragón. 

En esta nueva edición, 15 localidades diferentes han competido por hacerse con el galardón en cada una de las tres categorías. Una vez más han sido los lectores de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y La Crónica los que, con sus votos a través de la página web del diario, han decidido cuáles han sido los mejores pueblos de Aragón en las distintas categorías: Cultura, Turismo y Sostenibilidad

Las comunidades energéticas son ya un clamor entre una parte de la ciudadanía, y cada vez más un motivo de consenso entre partidos de diferentes colores. Pero conviene desgranar qué propósito público cumplen, y los diferentes caminos que se están poniendo en marcha. A pesar de la ausencia de visión pública para las comunidades energéticas en algunos lugares, se abren caminos que orientan estas iniciativas a fortalecer el pequeño comercio, enriquecer la sociabilidad en los barrios o reducir la pobreza energética, entre otros.

Desde Europa, se reitera la necesidad de “empoderar a la ciudadanía”, a través de comunidades energéticas donde puedan aprender sobre energía y cambio climático, tener control sobre su producción y consumo, y ser un interlocutor más en el sistema energético. Sin embargo, necesitamos una reflexión profunda sobre cómo empoderar al estado, que es importante para una ciudadanía cada vez más atomizada, en cierta medida confundida con los discursos tecnocráticos del cambio climático, y que además tiene una capacidad limitada de inversión en la infraestructura de producción energética.

La influencia de las empresas cada vez llega más lejos, y junto a eso la responsabilidad de custodiar los derechos humanos, una tarea que en algunas zonas puede ser muy complicado. Las empresas se asegurarán que en las camisas que llevan con gracia los maniquíes no hay trabajo infantil, o que las manos que han recogido los aguacates que llegan a España desde Chile o Sudáfrica no han estado trabajando, literalmente, de Sol a Sol o incluso más

Tras un periplo en la Comisión Europea, en la que ha ido atrás y adelante, la normativa de la debida diligencia aprobó y se ha hecho norma. Las compañías tendrán que aplicar la ley europea a sus operaciones, allá donde las hagan. Si antes eran recomendaciones ahora son obligaciones que las empresas que operen en los estados miembros tendrán que incluir en su marco en los próximos años. 

Las comunidades energéticas son ya un clamor entre una parte de la ciudadanía, y cada vez más un motivo de consenso entre partidos de diferentes colores. Pero conviene desgranar qué propósito público cumplen, y los diferentes caminos que se están poniendo en marcha. A pesar de la ausencia de visión pública para las comunidades energéticas en algunos lugares, se abren caminos que orientan estas iniciativas a fortalecer el pequeño comercio, enriquecer la sociabilidad en los barrios o reducir la pobreza energética, entre otros.

Desde Europa, se reitera la necesidad de “empoderar a la ciudadanía”, a través de comunidades energéticas donde puedan aprender sobre energía y cambio climático, tener control sobre su producción y consumo, y ser un interlocutor más en el sistema energético. Sin embargo, necesitamos una reflexión profunda sobre cómo empoderar al estado, que es importante para una ciudadanía cada vez más atomizada, en cierta medida confundida con los discursos tecnocráticos del cambio climático, y que además tiene una capacidad limitada de inversión en la infraestructura de producción energética.

Las innovaciones tecnológicas no paran de surgir para luchar contra la contaminación, unos de los principales problemas del planeta Tierra, compuesta principalmente por plásticos en los medios acuáticos, ya sea en océanos, ríos o en estuarios.

Un reto al que se enfrenta la humanidad desde hace relativamente poco, aunque ya en 1972, un clarividente Félix Rodríguez de la Fuente ya vaticinaba que la nuestra sería la era de la basura con generaciones generando contaminación.