Entre las tierras mediterráneas del norte de África y las sabanas del Sahel, queda un descomunal pedazo de tierra seca: el desierto del Sáhara. Un espacio de 9.400.000 km² de superficie, casi el mismo tamaño que China continental, donde apenas viven medio millón de personas. Es uno de los mayores desiertos del mundo y no para de crecer.
La desertificación empuja fuerte al sur del Sáhara: los niveles de lluvia son cada vez más bajos y esta región, ya de por sí difícilmente habitable, se está despoblando aún más. Un problema que los países africanos de la zona quieren atajar con lo que será el mayor proyecto de reforestación de la historia y que se conocerá como la Gran Muralla Verde.
La Gran Muralla Verde fue concebida en 2007 por la Unión Africana y el apoyo financiero del Irlanda.
La Gran Muralla Verde fue concebida en 2007 por la Unión Africana y el apoyo financiero del Irlanda. La idea inicial era desarrollar una línea de árboles de 8.000 kilómetros de longitud y unos 15 de anchura que atravesara las zonas más áridas del Sahel. La barrera pasaría desde Senegal hasta Yibuti a través de 11 países conjugados en el esfuerzo cada uno de cumplir con su parte y se completaría —según el proyecto inicial— en 2030.
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