En septiembre de 1960, 15 años después de la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki, Robert Oppenheimer viajó a Japón. El padre de la bomba atómica no pisó ninguna de las dos ciudades bombardeadas por Estados Unidos. Se quedó en Tokio y en Osaka, donde le habían invitado para impartir unas conferencias. Pero lo que el físico sí que hizo fue celebrar una rueda de prensa para un escueto grupo de periodistas japoneses a sabiendas de que no iban a ser nada fáciles de responder las preguntas que le caerían.
El riesgo del uso de las armas nucleares es más alto que en cualquier otro momento desde la guerra fría…
– «Me gustaría pedirle, aunque la pregunta puede ser un poco ingenua, que diga algunas palabras sobre sus sentimientos al venir a Japón como hombre responsable del desarrollo de las bombas que se lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki».
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