3.800 kilómetros es la distancia que separa la costa de Marruecos con el litoral sur del Reino Unido o lo que es lo mismo el trayecto que separa España de Rusia, por ejemplo. Ese es el trecho que Londres quiere conectar bajo el mar para aprovecharse de la energía solar marroquí y así dotar de energía verde a cerca de siete millones de hogares británicos.
Actualmente, el North Sea Link entre Kvilldal (Noruega) y Blyth (Reino Unido) es la autopista energética submarina más larga del planeta con 720 kilómetros.
Este es uno de los cinco planes que tiene proyectados el gobierno de Reino Unido para aprovechar las bonanzas de la energía fotovoltáica más allá de sus fronteras.
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