Las hormigas del género Myrmoteras cierran sus mandíbulas sobre sus presas en menos de medio milisegundo, 700 veces más rápido que el parpadeo de un ojo humano, a una velocidad de 80 kilómetros por hora. Así lo comprobaron en un reciente estudio investigadores del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, que explican en la revista Journal of Experimental Biology que la especie ha desarrollado esta habilidad de una manera «completamente independiente».
Hallan el camino incluso hacia atrás, toman decisiones por el bien del grupo y algunas muerden 700 veces más rápido que un parpadeo.
Pero aunque parezca increíble, hay otras hormigas aún más rápidas. Las mandíbulas de las Odontomaque , distantemente relacionadas, alcanzan el doble de la velocidad de las Myrmoteras, haciendo de sus mordiscos uno de los movimientos de animales más rápidos jamás registrados. Esas hormigas aún más rápidas son conocidas por usar sus mandíbulas con muelles no sólo para atrapar a sus presas, sino también para evitar el peligro.
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