¿A qué huelen las nubes y la lluvia? Pues sí, efectivamente tienen un olor específico, que incluso tiene nombre: el petricor.
Fueron dos científicos australianos quienes acuñaron el nombre de olor a lluvia. Un aroma que activa una conexión cerebral.
Podríamos preguntarnos por qué hay olores que nos transportan de inmediato al pasado, a recuerdos imborrables. Ya sea el guiso de la abuela, el olor a la madera en la chimenea, a hierba recién cortada o el olor del horno cuando se hacen unas madalenas.
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