Sabando, un pueblo de apenas 50 habitantes en la Montaña Alavesa, junto al parque natural de Izki, esconde una sorpresa: una de las primeras redes de calor comunitarias de España. Cuando se puso en marcha, los vecinos no acababan de fiarse y muchos mantuvieron también sus calefacciones individuales.
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El pueblo Alavés se calienta desde hace 10 años con un sistema de calefacción colectiva con biomasa.
Diez años después el sistema colectivo ha demostrado ser eficiente, barato y consumir un 30% menos de leña, además de convertirse en un ejemplo para otros municipios.
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