En un soleado día de primavera, Ruth Nazarian condujo a un grupo de 24 alumnos de 7-8 años a una pequeña arboleda de acacias en su escuela primaria de San Diego (Estados Unidos). Cuando los niños estaban sentados con los ojos cerrados, Nazarian planteó al grupo una serie de preguntas destinadas a sintonizar con sus sentidos:

Esta práctica japonesa aporta una serie de beneficios (desde dormir mejor hasta reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés), además de sacar a los niños al aire libre.
Presta atención a la piel de tu cara; ¿qué sientes? ¿Puedes encontrar un sonido lejano? ¿Puedes encontrar un sonido cercano? ¿Qué hueles? Abre suavemente los ojos; ¿qué colores ves?
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