Matthew Cobb (Woolverstone, Reino Unido, 66 años) es zoólogo. Como hacen muchos otros científicos, trata de hacer abarcables problemas que no lo son dividiéndolos o buscando otros análogos, pero más asequibles. Este profesor de la Universidad de Mánchester estudia el sentido del olfato de gusanos que tienen 21 células en su nariz, para tratar de entender lo que pasa en la nuestra, que tiene cuatro millones.
El científico británico reflexiona sobre lo poco que sabemos del cerebro humano y explica cómo las neuronas del estómago de la langosta pueden ayudar a comprender nuestra mente.
Hace unos días impartió en Madrid, en la Universidad Autónoma, la VIII Conferencia Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno hablando de La idea del cerebro, un título que coincide con el de su último libro. En él, habla del pasado de la neurociencia, de los avances de las últimas décadas y de lo poco que sabemos sobre el órgano donde reside nuestra consciencia. Cobb, que también ha publicado un libro sobre la carrera para descifrar el código genético, pone aquella epopeya como ejemplo de la capacidad humana para enfrentarse con éxito a grandes enigmas haciendo las preguntas adecuadas y desarrollando las tecnologías necesarias.
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