Imagínese que un día está conduciendo por una carretera prácticamente desértica en la que las montañas y el canto de los pájaros son lo único que le acompañan. Imagínese, también, que en algún momento de su recorrido se topa con una imponente caja de acero geométrica, herméticamente cerrada, que parece más propia de una película de ciencia ficción que de la naturaleza salvaje en la que a alguien —más vale que sea un ser humano— se le ha ocurrido depositarla.
Estas imponentes estructuras fueron creadas con fines como registrar un posible fin de la humanidad o permitir la clonación de especies en peligro.
Si ha conseguido proyectar esa imagen en su cabeza es estupendo, pero, si no, no se preocupe, porque es posible que algún día pueda verla con sus propios ojos en Australia. Concretamente, en el estado remoto de Tasmania, donde se erigirá Earth’s Black Box. Esta bizarra construcción, de la que por el momento solo tenemos un prototipo, forma parte de un proyecto que reúne a investigadores, científicos y artistas desde hace años.
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