Los Gobiernos de los 27 países de la UE y los representantes del Parlamento europeo han cerrado esta semana un importante pacto que puede ser determinante para mejorar la salud de los 446 millones de ciudadanos comunitarios: han acordado las bases para la futura directiva de calidad del aire en la que se establecerán los límites para los principales contaminantes atmosféricos, que se cobran cada año unas 300.000 vidas en la UE y alrededor de siete millones en todo el mundo.
Aunque con retraso, las instituciones comunitarias han acordado endurecer los umbrales de los principales causantes de la polución atmosférica.
“Estamos contentísimos, aunque los nuevos límites llegan tarde”, me comenta por teléfono Xavier Querol, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, del CSIC. Querol, experto en contaminación, explica que la futura nueva directiva (que debe estar lista antes de las elecciones europeas de mayo) es “hija” de la directiva madre de calidad del aire, de 1996.
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